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PV Nº 215: EL APOCALIPSIS SE PARECE A UN MANICOMIO


"Publiquen esta nota en el futuro, en el 2010, para que la lean los sobrevivientes"; nos dijo a mediados del año pasado su autor, se acomodó el barbijo y se retiró misteriosamente, evitando todo contacto físico con PV.

Muchos preclaros dicen ver en estos tiempos claros indicios apocalípticos ya anunciados hace varios siglos. Lo que no se aclaró en las profecías es la relación directa entre el infierno y la boludez: los principios rectores y los referentes ideológicos de estos tiempos son Tinelli, Susana Giménez, Moria Casán, Jorge Rial, los noticieros y las profecías autoanunciadas promovidas desde los multimedios. Y sus consecuencias, claro. Las consecuencias se parecen a un hospital en urgencia o un manicomio fuera de control: la paranoia siempre sienta bien a la hora de instalar temas mortales que van a diezmar a la población en menos de un año si a la gente se le ocurre besarse, darse la mano o convivir de alguna manera, por lo cual se declara un virtual estado de sitio aséptico e irracional. Parece la historieta del Eternauta: mortíferos corpúsculos -en este caso invisibles- que impiden el contacto fuera de las casas, como no sea convenientemente cubiertos de, en este caso, comprobadamente inútiles barbijos. O con un condón gigantesco, estilo Póntelo y Pónselo, sería lo más conveniente, por seguridad y por metáfora. Totalmente impráctico, claro ¿Pensarían que un viernes a la noche de verdad nadie se iba a reunir ni a beber ni a tocarse? Hecha la ley, hecha la trampa, y la gente se juntó y se besó, fuera de los lugares comerciales establecidos a tal efecto. Por suerte. A puertas cerradas, garantizando así lo que se decía querer evitar. Seguramente sí lo pensaban, pero hay que mantener las formas para hacer como que se hace algo sin hacer nada.
Se ve que no hay mucho de qué hablar ni cosas interesantes para decir, entonces cada tanto sacan al ruedo un dengue, un hanta virus o una gripe porcina -que parece que va siendo la ganadora entre las tantas postulantes- entre las que se cuentan la leptospirosis, la gripe aviar, la seguridad o los accidentes de tránsito.
La consigna es que haya siempre un poco de morbo y bastante de ridículo, que tan bien se combinan: ver a un padre con cara de padre y su barbijo ya es suficiente: pone cara de estar haciendo algo muy importante y trascendente al contribuir con el hospital colectivo, decadente y callejero, pero no conforme con ello, se lo pone a su hijo, "concientizándolo" para que cuando sea grande sepa cómo ser bobo, mediático, circense y obediente.
En el Centro Cultural el viernes a la tarde, los agentes sanitarios enseñaban, entre otras cosas, cómo lavarse las manos. Una encargada de la concientización, estudiante de Ciencias de la Comunicación convocada por el municipio, me explicó, muy seria: "La gente no sabe lavarse las manos: generalmente se lavan así, pero primero hay que recorrer la parte de arriba de las manos, luego abajo, después entre los dedos, así, ves?, recorriendo en círculos". Creía que hablaba en joda pero se la veía entusiasmada con su papel, feliz de enumerar posibles muertos. Que, a propósito, son menos que los que mata anualmente la gripe común y la pobreza. La administración publica es un curro, evidentemente, pensé, pero no dije nada mientras seguían diseñando estrategias para "llegar a la gente"; la gente, como se sabe, son los otros y los pobres.
Por supuesto que los opositores aprovecharon la volada para darle palos a Cristina por andar paseando en Honduras mientras acá se diezmaba la población.

Aldo Bercellino

Publicado en Panza Verde, número 215 Abril 2010

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