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PV Nº 216: El recuerdo de la época de plomo

La luz de la apertura de los archivos de la época de la dictadura y también previamente a la misma, comienzan los recuerdos a retrotraernos a momentos difíciles de los argentinos que dejaron heridas abiertas que sangran todavía. Concordia no estuvo ajena a tal situación y hoy podemos ver los listados confeccionados por los tristemente célebres organismos de seguridad de cualquiera de las fuerzas que por tal motivo mantenía el Estado Argentino con los impuestos de los contribuyentes. Aparecen nombres de militantes del campo popular provenientes de distintas vertientes políticas o ideológicas, con militancia en las distintas fuerzas políticas de entonces o de los gremios combativos que tenían un común denominador. La búsqueda de una sociedad mejor para todos. Para quienes manejaban el poder no se podía permitir tal acto de rebeldía, ya que había que mantener el status quo imperante y fundamentalmente, el “reparto de la torta” debía seguir igual. Para ello había que amenazar, poner artefactos explosivos en los domicilios de los militantes, detener, desaparecer, torturar y matar…
La “cosa”, como en todo el país comenzó con el Gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón, y en nuestra provincia era Gobernador don Enrique Cresto. Corría el año 1975 y se sucedían los atentados con explosivos, ataques tipo comando y muchas formas más de demostrar, por un lado la insatisfacción de un sector importante del pueblo con el gobierno de Isabel, y por otro lado, quienes detentaban ése poder, por miedo a perderlo, quizás, con todo el poder que les daba el Estado, comenzaron una verdadera “caza de brujas” contra militantes del campo popular, con una organización paramilitar, al mejor estilo Nazi, que era dirigida desde las más altas esferas del gobierno nacional, por el entonces ministro de Acción Social, José López Rega, más conocido por “el brujo” y también por “el hermano Daniel”.

Las listas

En una breve reseña de quienes aparecieron en los listados de reprimidos como de represores, intentaremos situar al lector en los profundos sentimientos que anidaban los corazones de los concordienses por aquella época, gracias a la apertura de los archivos de entonces y que posibilitaron saber más sobre el particular. A la lista de quienes se transformaron en personajes tristemente célebres por participar de la represión como miembros activos de las fuerzas de seguridad en nuestra ciudad y en la provincia podemos nombrar a Escuderi, Meza, Jurado, Bressan, González, o tal vez recordar a las afamadas “triple M”, personajes que revestían en la Jefatura De Policía de Concordia a las órdenes del entonces Jefe de Policía, Fernando Ramón Campbel. Las "M" pertenecían a Moreno, Monzón y Martínez, quienes se hicieron muy famosos por aquellas épocas, por “apretar” a militantes del campo popular y “trabajar” en conjunto con otros personajes tales como el “capitán Ferrari”, apelativo que se le daba al tristemente célebre Juan José Escuderi, quién tendría ése “mote”, por el Embarcadero Ferrari, lugar geográfico donde eran llevados los detenidos para ser “tratados” convenientemente y en la intimidad.
Por el lado de quienes sufrieron todo tipo de persecución ya sea por amenazas o por atentados contra sus domicilios o propiedades personales, encontramos nombres muy conocidos de la sociedad de Concordia, algunos de ellos sobrevivieron y continúan sus vidas en nuestra ciudad. Otros emigraron por distintas circunstancias y otros no tuvieron tanta suerte. Desaparecieron y hasta el día de hoy, auque se sospecha lo peor, no se sabe su paradero. Cerrado, Santich, Sorokin, Castellano, Alves, Caire, Biera, Olivera de Rizo, Tosi, Smukler, Ponce, Piedrabuena, y muchos otros más que sería muy largo de enumerar y que exceden los marcos de una breve nota periodística, pero que sirve para comprender que los nombrados pertenecían a distintas formas de pensar y de militancia política, pero con una característica. Eran militantes del campo popular, que creían en los cambios necesarios para construir una sociedad mejor y digna de ser vivida por todos.
A las personas nombradas que sufrieron amenazas, detenciones ilegales, torturas y todo tipo de vejamen, se debe agregar los atentados con explosivos en los lugares físicos de su pertenencia o de instituciones que también sufrieron los atropellos de la época y que de-tallamos:
El 24 de Junio de 1975. Alvear 840, domicilio de Amílcar Reali, directivo del gremio Municipal. Destrozo de viviendas y muebles.
El 24 de Junio del mismo año, en San Luís 1221, explosivos en el vehículo de Raúl María Caire, estacionado frente a su domicilio.
El 26 de Agosto del 75 en la intersección de Chile y Balcarce, sede del Sindicato Municipal, con destrozos de inmueble y mobiliario.
El 7 de Noviembre del 75, en Brown 990, sede del Sindicato de la UOCRA, con destrucción casi total.
El 13 de Noviembre del 75, explosivo en Andrade 316, domicilio del ing. Omar Rizo, con destrozos importantes en la vivienda y su esposa Blanca Olivera de Rizo que también estaba amenazada por la Triple A, fue lesionada y debió ser atendida en el Hospital Felipe Heras. Sus 4 hijos menores, resultaron ilesos.
El 28 de Noviembre del 75 en calle San Luís 371, en la puerta de acceso a oficinas de Salto Grande, con escasos daños.
Lo detallado precedentemente constituye apenas una pequeña muestra de lo sucedido con respecto a las violaciones a los derechos Humanos y a Garantías Constitucionales de los ciudadanos de nuestra ciudad, que como se puede apreciar, pagaron su costo en la materia, a manos de quienes primariamente, en un gobierno constitucional y posteriormente con un gobierno de Facto, pisotearon la dignidad de las personas, intentando acallar sus voces, que buscaban hacer oír sus deseos de una sociedad mejor, con mejores posibilidades para todos, con repartos mas equitativos de la riqueza producida y que sea digna de ser vivida por todos.

Juan José Cornu

P.D.: Un especial agradecimiento a quienes sobrevivieron y aportaron datos relevantes y que por equis razones no deben aparecer.

Publicado en Panza Verde Nº 216. Mayo 2010.

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