Una vez mas avanza la visión que solo contempla la represión y la prohibición a las actividades que no son socialmente aceptadas, en esta oportunidad les toca a los limpiavidrios y cuicacoches.
El gobierno de Macri en capital propone una prohibición a actividades que no es de su agrado, entre ellos están los cuidacoches y/o limpiavidrios.
Plantean que son mafias que hay que desarticular, pero para terminar con ellas no hay que incluirlos socialmente generando puestos de trabajo o dictando algún curso para que aprendan un oficio, hay que modificar el código contravencional de la ciudad para la aplicación de esta reaccionaria medida.
Es ridículo pensar que eliminando las "mafias" que operan encubiertos de cuidacoches se resolverán todos lo problemas sociales, hay "mafias" del estilo de Don Corleone dentro de la reciente policía Metropolitana, dentro de las barras bravas de futbol, o un grupo empresarial que el mismo fue participe cuando se llevaba a cabo el saqueo de la década de los noventa, a estas mafias no se las persigue, ni se las castiga, ni se proponen medidas para eliminar su accionar.
Montenegro comento en www.criticadigital.com: "No hablamos de evitar la protesta pero si que no sea amenazante", además advirtió que "se filmará para después apresarlos". No creo que mucha gente de la clase media autoritaria se detenga a pensar o se preocupen por que existan arrestos en cualquier momento del día o la noche. Esta es una criminalización de la protesta, derecho adquirido ha-ce mucho tiempo tras grandes masacres, por tanto amedrentar o amenazar con la detención en caso de manifestarse es una persecución, no olvidemos que no hace mucho a los compañeros trabajadores del arándano fueron detenidos y brutalmente golpeados por reclamar el simple pago de sueldos y la inter-zafra, reclamando por sus derechos eran llevados con el rigor de los bastones y al compás de aplausos de la molesta sociedad concordiense mas preocupada en aquel entonces por las compras navideñas.
Siempre apelando al miedo infundado por un ejército de delincuentes inexistente manipula la opinión pública para pretender tener razón en el uso de sus palabras o creer y procurar convencer con la aplicación de medidas que intentan llevar tranquilidad a la sociedad, una tranquilidad ficticia por su puesto. De este modo se asegura conseguir el apoyo de una clase media cada vez mas pobre en el razonamiento, esa misma clase media que no piensa, solo cacerolea y grita cuando las políticas perjudican con uno, pero no ve injusticia en el hambre, la desocupación, la re-presión a terceros.
El ministro de Seguridad y Justicia Montenegro explicó las penas que se conmutaran son de una multa de $2000 (cosa bastante ridícula por que esta gente no tiene ese dinero en su haber, y si los tuvieran seguro que no estaría trabajando limpiando un vidrio) o podrían pasar entre 1 y 5 días en la cárcel, (esa medida me parece que se va a cumplir por que no van a poder recaudar un solo centavo con las multas impuestas, por tanto este proyecto se limita a una prohibición y persecución del mas pobre, del que menos tiene, del que mas desprotegido se encuentran: los pobres).
Como un niño que se mando una macana y se sabe castigado pide que su castigo se leve; así se encuentra Macri rogando que el proyecto "sea tratado con urgencia y que no sea politizado, ya que hay miedo y preocupación de la sociedad por la inseguridad". Propone ridículamente que "hay que despejar el debate cargado de subjetividad ideológico para descalificar algo que es absolutamente necesario porque esta en juego la vida de la gente".
Hoy la clase media aplaude este tipo de medidas que supuestamente ayudan a "vivir mejor", "mas tranquilo" y "sin miedo", es muy típico de esa clase media que aspira a mas y a ascender en la escalada social pisoteando al mas débil y a quien esta debajo de el, pero no se detiene a pensar que si se elimina la clase baja de la sociedad seguirán por la clase media hasta que solo quede la clase alta.
Palacio, Alejandro Juan José
rusoconcordience@hotmail.com
PD: "…morir queriendo ser libre…"
Publicado en Panza Verde Nº 216. Mayo 2010.
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