Por una comunicación alternativa y solidaria, se autoriza la reproducción de las notas que aquí se publican citando la fuente completa y comunicando al editor/es; responsable/es, en tanto no se altere el contenido.

PV Nª 216: En un fallo pilatónico; La Haya se lavo la raya


Como insinuando que los trapitos sucios los tenemos que lavar en casa y no andar globalizándolos, la Corte Internacional de Justicia de La Haya desparramó nuestras culpas hacia las dos barrancas del Río Uruguay: no se cumplió con el tratado de 1975 y no se probó la contaminación del río Uruguay.

Por medio del juez Peter Tomka (la k en su apellido y por esos lares no es tendenciosa) dijo que “el informe de la Corporación Financiera Internacional demostró que Botnia en el 2003 evaluó cuatro sitios antes de decidirse por Fray Bentos”. ¿Lo que no dijo es que en los otros lugares las coimas eran muy altas? Especialmente en, en…
Dijo además que “…Uruguay tampoco tendría que haber dado la autorización de construcción en base al estudio de impacto ambiental presentado por la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA); dio prioridad a su legislación interna…”. En el aire político uruguayo de esos años, había un colorado Batlle decometas.
A la que se le pudrió el curro es al burocrático Club de Amigos de la CARU, porque la Corte entendió que “…la Comisión Administradora del Río Uruguay no puede reducirse a un simple mecanismo facultativo…”. En otras palabras: vayan a laburar, manga de vagos. El presidente de la CARU se defendió argumentando que si fuera por él, ya se habría solucionado el conflicto, entubando el río Uruguay desde Botnia hasta su desembocadura en el Río de la Plata; palabra de experto.
También sostuvo el magistrado que “…la demanda referida a los malos olores no es competencia de esta Corte, aunque estos olores puedan entran en la contaminación atmosférica…”. Un alerta para los que pensaban denunciar en el Tribunal de La Haya, por sus cagadas, a los politiqueros locales; más allá que el gobernador de Entre Ríos haya dicho que “…el fallo será útil para controlar mejor la pureza…” (del río, obviamente). En la otra orilla dijeron que los malos olores no provienen de Fray Bentos, porque éste no era un cura pedófilo. Tampoco faltará un simplista extremo que diga que los malos olores (a repollo hervido o huevo podrido) se solucionan con un cambio de viento permanente hacia el territorio uruguayo.
La Haya también se desligó al no avalar las demandas de Argentina por contaminación sonora y visual. De existir esta última, se soluciona con una hilera de pinos de plástico sobre las barracas del río Uruguay, haciendo desaparecer de vista a la pastera.
Cuando la Corte argumenta que Uruguay no cumplió con el tratado de 1975 (también hay que decir que los artículos de ese estatuto son incompletos; pero claro, quien iba a pensar en otros cuando en esos tiempos se andaba a los tiros y cuetazos), se refiere a que no informaron sobre la construcción de la pastera incumpliendo el artículo 7. Sí, se violó el siete, nos rompieron el ídem.
Mientras tanto, en Arroyo Verde, los ánimos de los asambleístas estaban caldeados y las aguas al rojo vivo.
Volviendo al título de esta noteja: Pasándose el Río Uruguay por el culo, la Haya se lavó la raya.

Rubén Bitz

Publicado en Panza Verde Nº 216. Mayo 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario